El primer año de la vida es el periodo en el que más rápidamente se crece y durante el cual tiene más importancia asegurar una alimentación adecuada. No solo es importante ofrecer al niño el mejor alimento posible en cada momento sino que, además, se van a introducir por vez primera un conjunto de nuevos alimentos y se van establecer sus hábitos alimenticios. Éstos serán la base de su crecimiento y desarrollo posterior, y de la salud a lo largo de toda su vida.
La alimentación adecuada en los primeros meses de vida de un bebé es básica para su desarrollo futuro. Por eso queremos presentarte las marcas en alimentación infantil en las que realmente confiamos y darte todas las recomendaciones que a nosotros nos hubiera gustado haber recibido cuando nacieron nuestros hijos.
No cabe duda que el mejor biberón es el pecho materno, sin embargo, en algunas circunstancias hay madres que no pueden dar el pecho o bien eligen no amamantar. Cuando una madre no amamanta a su bebé por cualquier motivo, mientras alimenta a su bebé con biberón, debería procurar establecer una “alimentación a demanda” (como en la lactancia materna). Salvo que el pediatra diga lo contrario, hay que ofrecerle cada vez que pida, la cantidad que quiera, es decir, preparar un biberón de forma que, cuando no quiera más, siempre quede leche. Si acaba los biberones, es que hay que aumentarle la cantidad. No hay un tiempo mínimo entre tomas. Si toma y no quiere más, pero en 10 minutos está inquieto de nuevo hay que ofrecerle de nuevo el biberón.
Para preparar una leche adaptada en polvo (leche de inicio y continuación), hay que ceñirse exactamente a las instrucciones del fabricante que en general son 30 ml de agua por cada cacito raso de leche en polvo. No varíes estas proporciones en ninguna circunstancia. También es muy conveniente esterilizar los biberones, y así lo recomienda la OMS. La esterilización es clave para prevenir episodios de gastroenteritis durante los primeros meses. Y siempre hay que manipular los biberones con las manos recién lavadas.
La alimentación complementaria se llama así porque complementa a la lactancia, ya sea lactancia materna o lactancia artificial. A partir de los seis meses, es imprescindible garantizar un menú equilibrado y siempre apropiado para los niños. Esto implica introducir de manera progresiva alimentos con distintas texturas preparándoles así para la alimentación adecuada adulta. El organismo de los bebés no está preparado para ingerir los alimentos habituales de los adultos pero el sabor natural de la verdura, las patatas, las frutas, la carne y el pescado les ayuda a desarrollar su paladar.
Adáptate a su ritmo y haz de la comida algo agradable. Mejor un par de cucharadas con gusto que cuatro peleando. Si peleas con él para que coma, a la larga comerá peor. Aprovechad su curiosidad y no forcéis. Una de las corrientes actuales es el Baby Led Weaning, que es un método para conseguir que el niño sea capaz de comer por sí mismo y que su relación con la comida sea de curiosidad e integración en la conducta de la familia.
Es importante tener una guía más o menos clara de cómo introducir los alimentos al bebé, ya que tanto el momento, como el orden y la forma de introducir cada uno de los alimentos nos va a permitir identificar problemas de alergias o intolerancias alimentarias y solucionarlos, porque existen leches adaptadas y papillas especiales para bebés con problemas (intolerancia a la lactosa, alergia a la proteína de leche de vaca, alergia al huevo).